Cuando tu hijo tiene dificultades en el aprendizaje

Muchas veces nos enfrentamos a situaciones que fácilmente podríamos prevenir si tomáramos en cuenta lo que comemos.

Nuestro cuerpo se alimenta del oxígeno que respiramos, los alimentos que ingerimos y las emociones que nos sustentan.

Comer es uno de los placeres de la vida y si comemos adecuadamente, será aún más satisfactorio y beneficioso. Sin embargo, la consulta de muchos especialistas, así como las aulas escolares están sonando las alarmas de alerta, pues lo que estamos comiendo y la manera cómo lo estamos haciendo, está atentando contra nuestra salud y nuestras familias.

La doctora Maribel Prada, especialista en nutrición puede ayudarnos a aclarar este panorama y darnos algunos tips necesarios para comprender lo que como individuos, familia y sociedad es recomendable atender.

Les dejo entonces con ella.   

En la actual sociedad es muy frecuente conocer familias con niños que presentan problemas de aprendizaje, dificultad para concentrarse, contenerse y algunas otras condiciones como la dislexia, la disgrafia, la discalculia, por nombrar algunas. Estos aspectos han sido abordados en este blog por la Psicopedagoga María Carolina Castro.

Ahora bien, conviene saber que estos trastornos guardan relación con los hábitos alimentarios de la familia y, en consecuencia, con la dieta que los niños consumen. Hoy día es frecuente escuchar hablar a expertos y, a quienes no lo son tanto, sobre qué comer y qué no, ocasionando una confusión que llega a desmotivar a quienes pretender implantar un estilo de vida saludable.

Cuando existen trastornos de aprendizaje, generalmente éstos están asociados a la ansiedad, tanto de los padres como de los niños, lo cual complica la situación, pues la familia se encuentra atrapada en el círculo vicioso de la angustia por las dificultades de sus hijos. Estos adultos se angustian porque notan las diferencias que sus pequeños tienen con otros niños y esta angustia se proyecta constantemente en el núcleo familiar.

Es necesario atender con menos angustia, más atención y con la seguridad de estar haciendo lo correcto. Modificar paulatinamente los hábitos alimentarios de la familia es necesario, ya que no sería exitoso intentar imponerlo sólo a los niños, lo ideal es que todo el grupo familiar los modifique.

Ha sido demostrado científicamente que el consumo de azúcares simples (azúcar blanca o morena refinada, papelón, miel), pan de trigo blanco y lácteos, influyen notablemente en la conducta de los niños con estos trastornos. También existe evidencia de que la deficiencia de Vitamina B1 produce alteraciones que condicionan la aparición en edad preescolar y escolar de las dificultades antes mencionadas.

Por estas razones, es conveniente que usted y su grupo familiar reflexionen seriamente sobre los hábitos presentes en su familia, tales como: el tipo de alimentación (hipocalórica o hipercalórica, con exceso de grasa, azúcares refinadas, abundancia de trigo, exceso de lácteos, ausencia de vegetales, frutas y leguminosas). Igualmente preguntarse si estamos alimentándonos sanamente, con alimentos preparados en casa o acostumbramos a consumir la llamada “comida rápida”.

Las recomendaciones están orientadas a: 

  • Disminuir progresivamente el azúcar.
  • Consumir grasas saludables (aceite de oliva, aceite de canola, aceite de maní, grasas presentes en aguacate, semillas como nueces, maní, almendras, pistacho, pescados).
  • Consumir carbohidratos complejos como cereales y tubérculos (arroz, maíz, yuca, papa, batata, apio, plátano, ocumo, zanahoria, remolacha)
  • Consumir Proteína animal: pescados, carne de res (magra, baja en grasa, pollo sin piel, huevos)
  • Consumir Proteína vegetal: Caraotas negras, rojas, arvejas, lentejas, garbanzos, frijoles y todas las verduras.
  • Consumir Frutas. Todas las disponibles según la temporada.

  

 

Para cambiar los hábitos alimentarios de una familia, resulta provechoso:

  1. Planificar las compras con base a los alimentos recomendados. Ponga atención en excluir de su lista de compras todo aquello que no le beneficie, pues tenerlas en su despensa será un elemento perturbador.
  2. Cuando vaya de compras no lo haga con apetito, esto le estimulará a incorporar todo aquello que le apetece en el momento.
  3. Evite llevar a los niños, pues se antojan de todo aquello que no les beneficia.
  4. Planifique los menús de la semana, incluyendo las meriendas, esto facilitará su trabajo.
  5. Incorpore a los niños en la preparación de sus comidas, esto reforzará y estimulará el consumo de aquellos alimentos que no le son familiares.
  6. Recuerde siempre que el núcleo familiar debe reunirse en torno a la mesa a compartir los alimentos, es allí donde se comparte afecto, interés por el otro y se ofrecen sutilmente orientaciones sobre aspectos fundamentales en la vida de los niños. Haga siempre de su hora de comida, un momento de disfrute, evite decir “no puedes comer eso”, busque la manera de animarlos a consumir lo que si pueden.

Atendiendo a estos aspectos en la alimentación de su familia usted estará actuando para disminuir las reacciones adversas que producen los alimentos inadecuados en el comportamiento de sus niños, así como en su capacidad para concentrarse y aprender, además de mejorar el estado nutricional de todos los miembros de la familia.

Sepa además que estará evitando incurrir en males que esta sociedad moderna ha traído consigo y que son los responsables en gran medida de las enfermedades relacionadas con la nutrición, como lo son la desestructuración de la actividad alimentaria, la desocialización (ya no se comparte en familia, con amigos), la desimplantación horaria (se come a cualquier hora) y la desritualización del acto de comer (no hay normas, no hay actos de amor hacia la familia, el prójimo, ni se honra su sistema de creencias).

Para resumir y muy importante de tomar en cuenta es que, aunque suene trillado, somos lo que comemos. Nuestros niños hoy en día reciben un bombardeo de información que los empuja a consumir indiscriminadamente y con gran avidez, lo que está trayendo consecuencias muy perjudiciales en su salud, desenvolvimiento social y aprendizaje. Las aulas escolares están llenas de alumnos con problemas para concentrarse, para contener su ira, obedecer y sentarse a enfrentar su proceso de aprendizaje. Muchos de ellos a corta edad ya están padeciendo de hiperinsulinismo, diabetes, obesidad y muchas otras patologías que lo que traen es un gran sufrimiento y los aleja de la armonía y la felicidad.

La invitación es para todos los adultos a tomar las medidas necesarias en la brevedad inmediata y como familia, centrar la atención en aprender y entrenarse en los hábitos adecuados que nos brinden salud y alegría.

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Cuando mi Hijo Tiene Dificultades en el Aprendizaje