El Círculo de la Infelicidad
En esta oportunidad vamos a realizar un viaje para aprender sobre las emociones que nos atrapan en la tristeza y nos meten en problemas. Muchas veces nos sentimos agobiados en una existencia que pareciera no tener salida. Nuestra vida se ha convertido en un problema generalizado que parece no tener fin. Pues bien, aquí les dejo una información profunda, explicada hasta para el alcance de los niños, para que puedan tener un marco referencial que les permita conocerse y comprender lo que les puede estar sucediendo.
La generalidad de los seres desean sentirse alegres y tranquilos. Sin embargo, muchos no lo logran y no entienden el por qué. El ser humano es capaz de sentir, razonar, aprender, crear y escoger y va acumulando experiencias durante su crecimiento, formando sus emociones con tendencias positivas o negativas, según sea el caso, estructurando sus principios éticos de vida.
Las personas buscan las soluciones de sus dudas en sus ideas, sentimientos y emociones para tomar decisiones y estos sentimientos pueden ser facilitadores de respuestas positivas o por el contrario inhibidoras de ellas.
Vamos a aprender cuándo y por qué esto sucede, enfocándonos en conocer las tres emociones negativas fundamentales que nos atan a la infelicidad y por supuesto su contraparte, el Amor.
Estas emociones negativas de las que hablaremos son: la avidez, la ofuscación y el odio, cuya génesis en parte está, en sustancias químicas llamadas neurotransmisores que son segregadas por nuestro cerebro y que tejen redes neuronales que nos hacen sentirlas.
La avidez, es el deseo de conseguir algo; la ofuscación es creer que lo merezco y el odio es disgusto o repulsión. Estas tres emociones fuertes y profundas generan sentimientos y éstos a su vez producen sensaciones en nuestro cuerpo. Por ejemplo: Uno de los sentimientos que surge de la avidez, es la gula y ella nos hace experimentar salivación, vacío en el estómago, mareos, etc. La ofuscación también está allí, haciéndonos creer que merecemos seguir comiendo porque aún tenemos hambre o porque nos hace bien, o cualquier otra excusa que nuestro cerebro escoja. Así pasa constantemente con todas las emociones, ellas producen un sentimiento que se traduce en una sensación corporal.
Si conocemos nuestras emociones y cómo ellas se sienten en el cuerpo, es más fácil escoger en función de nuestro bienestar. A muchos nos ha pasado que luego de un atracón de comida en una fiesta, nos sentimos muy mal, con vómito, diarrea, dolor de cabeza, etc. Cuando esto nos ha pasado, ya sabemos cuáles son las consecuencias de dejarnos llevar por la gula y ponemos un freno la próxima vez.
Pero, si por el contrario nos dejamos llevar por la avidez – comiendo sin límites, comprando cosas que no necesitamos, viendo la TV, jugando videojuegos, pegados al celular, etc. – al no tener contención en consumir, estaremos alimentando esa emoción y si no logramos nuestros objetivos, fácilmente nos expresaremos con odio.
Entonces, aquí encontramos a esos niños que hacen pataletas, gritan, dicen que odian a sus padres, etc. porque no lograron obtener lo que deseaban. O parejas que se comunican con violencia por esperar de la otra parte lo que no llegó. O también trabajadores que culpan a sus jefes por todo lo que les sucede. Y así un sin fin de expresiones que nos mantienen en la tristeza pues la ofuscación siempre nos hará creer que “la culpa es del otro”, que “pobrecito yo qué nadie me entiende”, que “¡la tienen agarrada conmigo!”, que “mi esposa no entiende que los hombres necesitan esto o aquello” y un sin fin de etcéteras.
Allí estamos atrapados en un círculo vicioso, el de la infelicidad y es necesario salir de él para poder vivir en armonía, con salud y alegría.
A continuación, algunas imágenes que podrán ayudar en la comprensión de nuestras emociones. Estas están ilustradas por tres animalitos que representan la emoción por su similitud con ellas. El gallo representa la Avidez pues esta ave se caracteriza por estar comiendo y montando a las gallinas todo el tiempo.
La ofuscación le corresponde al cerdito, animal tan ignorante que se revuelca en su propia suciedad.
Y el odio está representado por la culebra, pues a través de los siglos la hemos visto sigilosa y silenciosa para atacar y meternos en problemas.
Nos encontramos muchas veces encerrados en un círculo que se vuelve vicioso y mientras más lo alimentamos, más difícil es salir de él.
Por ejemplo:
Creemos quizás, que para ser felices necesitamos comprar objetos, fumar, drogarnos, dejarnos llevar por la lujuria, tener siempre la razón, controlar nuestro entornos, dar órdenes, sentirnos mejores que los demás, poseer la última tecnología, ir a la peluquería, maquillarnos, hacer trampa, mentir y un sin fin de etcéteras. Cuando no obtenemos lo que buscamos, entonces sentimos rabia, frustración, desesperación, tristeza, etc. y nos mantenemos alimentando la creencia de que seguir deseando nos permitirá alcanzar alegría. Nos encerramos entonces en este círculo que lo que nos trae son problemas e infelicidad.
Es indispensable aprender a reconocer, aceptar y contener nuestras emociones negativas para romper el círculo vicioso que nos esclaviza al sufrimiento. Para esto primeramente es necesario poner ATENCIÓN a nuestras sensaciones para reconocer la emoción que las está produciendo. En segundo lugar, debo ACEPTAR lo que está sucediendo y asimilar que esa emoción me pertenece, que por muy desagradable que sea, yo soy el dueño de ella, es parte de mí y soy yo quien toma la decisión de qué hacer con ella. Y, en tercer lugar, aprendo a CONTENERLA.
Tenga en cuenta entonces que la Atención, la Aceptación y la Contención son tres herramientas emocionales valiosísimas para salir de la adicción.
A continuación, algunos pocos sentimientos y sus respectivas sensaciones:
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Para poder identificar la emoción que nos embarga en algún momento, debemos aprender a entrar en quietud. Respirar profundo y sentir. Así podremos percibir lo que estamos sintiendo, identificar la emoción, aceptarla y contenerla.
Con frecuencia caemos en la trampa de creer que sentiremos tranquilidad si volvemos a buscar el objeto externo que nos gusta, pero no es así. El alivio no viene de afuera. Veámoslo en el siguiente cuadro en donde la emoción fuerte y profunda de la avidez evoca diferentes sentimientos que a su vez producen sensaciones en nuestro cuerpo. Si nos dejamos llevar por ellos y seguimos buscando el alivio fuera de nosotros, se creará más avidez y así estaremos encerrados en un círculo vicioso. Tome en cuenta que el deseo es la génesis de todo sufrimiento.
Nos preguntamos entonces ¿En qué momento del proceso es posible contenernos? Y es aquí donde hay que poner mucha atención pues, justo antes de que la ofuscación inicie su proceso de engañarnos, podemos con determinación y fortaleza detenernos.
Por ejemplo: Soy diabético, pero “tengo deseos de comerme ese helado de chocolate” (Pongo atención que estoy sintiendo avidez)
La ofuscación en ese momento podría escucharse como: “Cómetelo, una que otra vez no te hará daño” (Acepto que quiero comerlo y que la ofuscación me está tentando). Justo en este momento es cuando con fuerza ponemos el límite y contenemos: “Esto me enferma, no lo comeré” (Y ni siquiera lo toco. Si pruebo, aunque sea una mínima porción, ya estoy enganchado y ya aquí es sumamente difícil detenernos hasta terminar el helado completo y además sentiré deseos de adquirir otro).
Esto es así con todos los sentimientos. Vemos un paquete de tostitos, una cerveza, un cuerpo bonito, un cigarrillo, etc. sentimos algo en nuestro cuerpo y tratamos de satisfacer la sensación buscando comerlo, fumarlo, etc. y alimentamos la avidez de seguirlo haciendo continuamente. Estamos entonces atrapados en el círculo de la infelicidad.
La buena notica está, en que todos los sentimientos negativos tienen su antídoto en el Amor. Esta emoción nos hace más fácil el proceso. Busque neutralizar lo negativo con lo bello que se manifiesta desde allí. Combata la avidez, el odio y la ofuscación con amor. Por ejemplo:
La ambición se trabaja desde la generosidad, la rabia desde el perdón, el miedo desde el coraje, la arrogancia desde la humildad, la ansiedad desde la paz, el egoísmo desde el altruismo, la venganza desde la justicia y así, todos los sentimientos negativos se verán neutralizados cuando despertamos en nosotros la grandeza de aquellos sentimientos que nos proporciona el amor.
Esto es un entrenamiento. Si lo aprendemos, lo vivimos y lo enseñamos a los niños desde pequeños, estaremos haciendo un trabajo de verdadera prevención. Al conocernos, comprendernos, aceptarnos y amarnos de manera incondicional, estaremos fortaleciéndonos en la virtud y esto por supuesto, nos impulsa hacia una vida más plena, saludable y feliz.