Oasis
Un oasis es un espacio de descanso y frescura que existe en los desiertos y que son usados para eso precisamente: descansar, tomar un respiro, abastecerse de agua y alimentos para proseguir el camino.
Existen también lugares que, sin tener palmeras, arena, sombra y manantiales, fungen de oasis. Nuestros hogares, por ejemplo, cuando están organizados y llevados desde el amor, pueden ser espacios para sentirse a gusto, seguros, protegidos y descansar del stress cotidiano.
Las escuelas, alguna vez, fueron oasis para los niños. Espacios donde existía respeto, solidaridad, apoyo incondicional y alegría. Donde muchos niños que tenían hogares disfuncionales fueron salvados de la locura por el amor desinteresado y noble que recibieron de sus docentes y sus compañeros.
Ahora es muy triste y preocupante ver más desierto, sequía, locura y tristeza en los dos espacios más importantes para el crecimiento de un ser humano como lo son sus hogares y sus escuelas.
Sin embargo, podemos construir oasis para todos. El lugar en donde yo trabajo es, sin lugar a duda, un oasis. Allí los niños son felices, no existe el maltrato y las expresiones de ternura y solidaridad son fundamentales. Es un refugio que nos aleja y protege de la vorágine de la sociedad consumista que está dictando las normas de no-convivencia.
Enseñamos desde el amor esos principios éticos primordiales para desarrollar sensibilidad y hacer de nuestros muchachos seres humanos dignos y felices, aunque también “raros”, porque esta especie de homosapiens, sensibles y tolerantes, está en peligro de extinción.
Quiero gritar a los cuatro vientos, sin pena y con gran convicción que los niños tienen derecho a ser felices!
Nada ni nadie debería quitarles ese derecho. Ningún adulto debe decir a un niño que es bruto, incapaz, feo, monstruoso … Nadie debería lanzarlo al vacío para que aprenda a defenderse en este sistema tan vil e insensible que les ha tocado vivir. No está bien copiar la técnica de algunos profesores de natación que creen que para que el niño aprenda a nadar, hay que lanzarlo a las profundidades aterradoras de una piscina, para que su instinto de supervivencia actúe, logrando solo desarrollar fobias y un rechazo tremendo que impulsa al pequeño a aislarse para protegerse de tanta locura y enfermedad.
Estoy haciendo nuevamente un llamado a la cordura. Construyamos oasis para todos. Espacios en donde podamos recargar las energías y seguir adelante. Hogares en donde la risa, el abrazo fraterno y el apoyo permitan un respiro. Oficinas en donde la cooperación reine sobre la competencia. Escuelas en donde los niños vivan a plenitud el amor, la camaradería, la amistad, la música, el deporte, el aprendizaje significativo y la fraternidad.
Hasta nuestro Señor Jesucristo se retiraba a descansar y a orar en espacios de quietud para tomar fuerzas y mantenerse en el camino correcto.
A pesar de la maldad, el consumismo, el abuso de la tecnologia y las reglas de este mundo perdido, la vida sigue siendo hermosa cuando no caemos en ese juego macabro y escogemos el amor como nuestro compañero de peregrinaje.
¿Que es difícil? ¡Muchísimo! Porque el mensaje distorsionado es fuerte, el sistema arrastra, la música enferma, las aulas están llenas de violencia, los hogares destruidos, la moda reina, la ceguera es muy oscura y la sordera profunda, pero si es posible. No se deje llevar por lo que supuestamente “todos hacen”. Eso no es necesariamente lo correcto. Forme en valores espirituales y humanos dignos y dele la oportunidad a sus hijos y alumnos de descansar en oasis de amor muy necesarios para que forjen sus personalidades, fortalezcan sus principios y encuentren a Dios, el verdadero sentido de esta vida.