Bullying

El término Bullying puede definirse como la actividad repetida de un comportamiento agresivo, física o mentalmente, que intenta herir a otras personas.

Esta actividad utiliza la fuerza o la coerción para abusar o intimidar verbalmente a través de amenazas o burlas, hasta el asalto físico, a una víctima en particular o a grupos de raza, religión, género o preferencia sexual. 

En la escuela, el bullying tiene una larga y triste historia. Hoy lo llamamos así, aunque ha existido por siglos, bajo diferentes nombres: abuso, burlas, acoso, intimidación, persecución, etc.

El bullying puede ocurrir en cualquier contexto en donde los seres humanos interactúen: escuela, familia, vecindad, lugar de trabajo, etc. y se caracteriza por 3 tipos básicos de abuso: emocional, verbal y físico e incluye métodos de coerción e intimidación, desde poner sobrenombres, burla verbal o escrita, exclusión de actividades y de situaciones sociales, persecución, violencia física, etc. – y ahora también lo vemos muy generalizado, a través de las redes sociales.

 Las causas de esta situación son muy variadas. Desde un niño que vive dentro de una familia disfuncional, hasta el fracaso de la escuela para generar adecuados comportamientos sociales.

He dicho hasta el cansancio que detrás de un acosador hay un ser que sufre. Esto lo he creído y lo he comprobado a través de muchos años de experiencia en el trabajo con los niños. Un individuo cruel desde tempranas edades es un niño que por diferentes razones está sufriendo, muchas veces por el maltrato de su propia familia. ¿Cómo pedirle que actúe desde el amor, si no ha sido capaz de vivirlo?

Las conductas agresivas son fácilmente aprendidas por los niños, cuando viven dentro de entornos familiares que no les atienden adecuadamente y que se expresan con violencia. El maltrato es tal, que al salir a la escuela sienten la necesidad de repetir lo que han aprendido y de alguna manera “vengarse” – aunque el acosado no tenga nada que ver con las personas que han generado su dolor.

Cada vez que se enfrente en el aula con un niño violento no pierda de vista que primeramente es un ser humano que está sufriendo. Es necesario enfocarse en buscar la causa de su dolor para poder intervenir por el bien de ese ser, a quien en la escuela pocos quieren por su actitud agresiva. No se sume usted, maestro o representantes de otros niños, al sufrimiento del acosador, enfóquense en ayudar.

En segundo lugar, la formación en principios éticos  es fundamental, pues esto desarrolla sensibilidad en los niños. Si en casa y en la escuela vivimos apegados a esa ética que nos permite desarrollar ecuanimidad, respeto, solidaridad y fraternidad, las probabilidades de Bullying serán mucho menores.

Y, en tercer lugar, los adultos deben estar muy atentos a los signos de alerta. Si su niño está triste, no desea ir a la escuela, está ensimismado, asustado y sus calificaciones han disminuido, posiblemente está ante una situación de Bullying.

Abra el canal de comunicación. No lo tome a la ligera, pues el acosado vive una completa pesadilla que puede llevarlo hasta la decisión de no querer seguir viviendo. Acérquese a la escuela, averigüe y planifique con el docente, converse con su hijo, hágale sentir que usted está de su parte, que no está solo en este proceso y que él no es culpable de lo que sucede.

Si por otro lado usted es el padre del acosador, atienda al llamado de la escuela, reciba la ayuda que necesita y déjese guiar. Acepte que su hijo está actuando de manera inadecuada y no se ponga a la defensiva. Por el contrario, escuche y esté dispuesto a colaborar en el proceso de cambio de su hijo.

Mientras más pequeña es la escuela, más fácil es detectar estas situaciones, también formar en ética. Las instituciones grandes, tanto públicas como privadas, tienen una mayor probabilidad de bullying. Sin embargo, creo firmemente que, si formar en ética fuera una política educativa desde los niveles de preescolar, las cosas serían muy diferentes.

En Finlandia existe un programa interesante que está obteniendo éxito. La universidad de Turku en dicho país tiene muchos años estudiando el comportamiento y las relaciones entre los niños. Ellos han diseñado el programa KiVa, el cual tiene mucho que ver con la ética aquí conversada entre nosotros.

KiVa hace hincapié en sensibilizar a la población estudiantil, esa que mira, apoya y se ríe ante el bullying de un compañero, para que actúe de manera fraterna con el agredido. Así el agresor no seguirá recibiendo reforzamiento por su conducta inadecuada y ésta tenderá a disminuir, hasta su desaparición.

Por supuesto que en Finlandia enseñan ética desde muy tempranas edades. El respeto y la tolerancia son la base de su programa. Además, también abren espacios para que los alumnos puedan expresarse sin miedo. Tienen un buzón virtual en donde los niños que se sienten amenazados puedan denunciar sin miedo, así como también, cuentan con la vigilancia cercana de los adultos, tanto dentro como fuera de las aulas.

Este programa puede ser un buen modelo para que nuestras instituciones educativas consigan ideas que les ayuden a canalizar este problema que se agrava con el pasar del tiempo y la acción ineficaz por parte de los adultos. Mientras eso sucede, siempre recomiendo a los padres estar muy alertas, tener una buena comunicación con sus hijos y hacerles sentir cuán valiosos y maravillosos son. Mientras mayor sea la autoestima del niño, menos posibilidades habrá de que se encuentre imbuido en un sufrimiento de este tipo.

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